Uso de Tiempo

A mediados de los años noventa, y a partir de los modelos de elección de viaje, al académico de la División Ingeniería de Transporte del Departamento de Ingeniería Civil (DIC), Sergio Jara, le empezó a inquietar el valor que las personas le dan al tiempo. Ante la decisión que a diario enfrentamos de trasladarnos en un medio rápido pero caro, como podría ser un taxi, uno menos rápido pero no tan caro, como un bus, y uno barato pero muy lento, como sería caminar, por ejemplo, Jara percibió que se escondía otra elección. "Aparentemente uno elige entre modos caros y rápidos, y lentos y baratos, pero esto puede ser visto desde otro ángulo, como una elección entre tiempo e ingreso disponibles, pues si elijo uno rápido entonces me queda tiempo para hacer otras cosas, pero también me queda menos plata para hacer esas cosas", explica.

Siempre entendiendo que la demanda por transporte tiene que ver con el conflicto entre costo y tiempo, pero también entre más tiempo libre y menos ingreso disponible, el académico del DIC fue desarrollando teóricamente esta idea hasta que llegó a formular un modelo microeconómico en el cual muestra que "los modelos de viaje no son sino el subproducto de un modelo de asignación de tiempo y plata", señala Jara.

Ya trabajando en conjunto con la académica y Doctora en Transporte, Marcela Munizaga, jefa de la División Ingeniería de Transporte del DIC, empezaron a reunir datos para calibrar los modelos. A partir de la construcción de una base de datos de personas que viven en el entorno del corredor Vicuña Mackenna (desde Puente Alto hasta la Alameda) y que trabajan en el centro de Santiago, y los datos de dos ciudades europeas, realizaron una primera investigación que concluyó con la publicación de un paper en la revista "Transportation Research Part B" (ver recuadro). Luego, junto a Paulina Greeven, alumna en aquel periodo, y Chandra Bhat, un reconocido académico indio de la Universidad de Texas, Estados Unidos, trabajaron en la investigación que se tituló "Econometric calibration of the joint assignment - mode choice model", que fue publicada en 2008 por la revista "Transportation Science".

En ese periodo también adaptaron la última Encuesta Origen-Destino realizada en Santiago (EOD, 2001) realizada por la Universidad Católica y calibraron el modelo de asignación de tiempo a actividades como trabajo, recreación, trámites y compras, estudio, viaje, hogar y otros.

A comienzos de abril de este año, poco después de haber organizado un workshop sobre Uso de Tiempo, Jara y Munizaga presentaron en el "International Choice Simposium", en Harrogate, Inglaterra, los resultados de aquel trabajo, llamado "Estimating representative leisure and work time values in Santiago", que incluyó la colaboración de Javiera Olguín, entonces alumna del Magíster en Ingeniería de Transporte.

De la información de viaje contenida en la EOD, que se realizó a 12 mil hogares, construyeron 9.464 observaciones semanales y dividieron la muestra entre jóvenes, adultos y adultos mayores. Los adultos a su vez fueron divididos en mujeres y hombres y por su sector de residencia (oriente y otras zonas). "Al calibrar el modelo obtuvimos el valor del ocio, que siempre es positivo, y el valor del trabajo, que puede ser el gusto o disgusto que tenemos por él", explica Munizaga.

Sergio Jara, PhD en Economía de Transporte, comenta algunos de los resultados: "Obtuvimos cosas como la utilidad marginal del trabajo, que valora el placer o displacer de trabajar. Resultó positivo en los jóvenes y en los dos grupos de mujeres, y negativo en los viejos y en los dos grupos de hombres. En las mujeres del barrio alto en su gran mayoría eran el segundo ingreso y en promedio tenían jornadas de trabajo más cortas. Claramente ellas no tenían la presión, la obligación de ser el primer ingreso. Lo mismo sucedía con los jóvenes, siempre eran el segundo o tercer ingreso de la casa, por lo que tenían menos presión. En promedio, trabajaban un poquito más que las mujeres del barrio alto".

Respecto del caso del género masculino, el estudio arrojó los siguientes resultados: "Los hombres, que en promedio trabajaban más, normalmente son el primer ingreso del hogar y muestran mayor disgusto por el trabajo. Es decir, sienten mayor necesidad por trabajar y pareciera que prima la necesidad de generar ingresos y no el placer. Uno podría llegar a concluir que son más infelices", asegura el profesor de la División de Transporte.

Creando un Observatorio

Esta y otras investigaciones desarrolladas desde la Ingeniería de Transporte están enmarcadas en un proyecto en el que tanto Munizaga como Jara están centrando parte importante de sus energías y que pretenden coronar con la creación de un Observatorio de Uso de Tiempo.

"A lo que apuntamos es a entender el comportamiento de uso de tiempo, a entenderlo en el contexto internacional con distintas bases de datos. Todo esto de mirar el uso de tiempo, establecer las bases para un observatorio y hacer modelación, apuntan hacia lograr entender la estructura de uso de tiempo. Eso, a la larga, te lleva a ser capaz de proponer mejores proyectos de transporte y hacer mejores evaluaciones de los proyectos, porque si uno entiende mejor cómo la gente hace las cosas y por qué las hace de esa manera, puede hacer mejor modelación de transporte", dice Munizaga, quien actualmente está reuniendo bases de datos de uso de tiempo de diferentes lugares del mundo.

En ese contexto, a comienzos de este año ambos investigadores organizaron el Time Use Observatory Workshop en la FCFM, que reunió a una cincuentena de profesionales de diversas disciplinas para discutir e interactuar sobre el uso de tiempo. Los convocados mostraron tal entusiasmo que para marzo de 2010 se realizará un segundo seminario, el Second Workshop on Time Use Observatory (TUO 2).

"Además de gente vinculada al transporte, en el primer taller participaron sociólogos, antropólogos, biólogos y planificadores urbanos. Estamos conformando una red. Una cosa es obtener resultados y la otra interpretarlos, por eso ahora el énfasis no estará tanto en la modelación, sino que en los datos y en la interpretación de ellos. Queremos saber si es posible describir de manera inteligente el uso observado del tiempo en diferentes países y ciudades, de manera tal que pudiésemos comparar estos patrones de asignación de tiempo a diferentes actividades y entregar una suerte de explicación primaria para las regularidades empíricas que vayamos observando, por ejemplo, si existe una asignación de tiempo en la pobreza, en la riqueza, en las mujeres o en los hombres", plantea Jara, quien además expresa una inquietud extra:

"Me interesa la forma en que los hombres percibimos el tiempo en relación con la felicidad y nuestra inserción en la sociedad. Muchas veces me he preguntado si es posible que un individuo responsable, buena persona y que hace un trabajo rutinario se pueda volver un hombre creador cuando sale del trabajo, o es que al trabajo alienado le sigue el ocio alienado. Esas inquietudes que tienen una arista social me preocupaban mucho desde el punto de vista de las ecuaciones y de lo que hacen mis amigos. Entender el comportamiento humano se da muy de la mano con entender la asignación de tiempo y eso me ha llevado a querer interpretar los resultados", reconoce Jara.

Munizaga, por su parte, cree que esta área de investigación ayuda a entender el comportamiento de la gente: "Es un tema súper bonito para investigar porque a la larga te lleva a entender mejor a las personas e incluso a uno mismo, respecto a temas que uno tiene incorporado en la estructura mental. Si tienes muchos compromisos financieros estás obligado a generar recursos para cumplir con eso y trabajar las horas que sean necesarias en un trabajo que no necesariamente te gusta. De alguna manera eres esclavo. Por el otro lado, si no tienes muchos compromisos financieros, eres más libre, por lo que puedes elegir trabajar menos horas o elegir un trabajo que sea más entretenido aunque no te paguen tanto. Esto lo explican los modelos".

La idea es que el Laboratorio de Simulación y Modelamiento Urbano, ubicado en el quinto piso del edificio de Ingeniería Civil, sea el que reúna las bases de datos que proporcionen investigadores de otras latitudes. "La idea es tener acá en nuestro laboratorio un repositorio, un depósito de datos. Tener ahí los datos almacenados y construir un entendimiento del problema más profundo. Estamos convocando a que investigadores de otras partes nos cuenten cómo es el uso de tiempo en las sociedades que ellos han analizado y cómo ven el tema desde el punto de vista de la modelación", explica Munizaga.

"La investigación del uso y valor del tiempo se ha convertido en una actividad a la cual estoy dispuesta a asignarle mi valioso tiempo", concluye entre risas la académica.

Santiago, Karlsruhe y Thurgau

En 2007, Marcela Munizaga y Sergio Jara, en conjunto con Paulina Greeven, entonces alumna de ingeniería civil, Reinaldo Guerra (ayudante de investigación) y Kay Axhausen, un investigador alemán, indagaron sobre el valor del ocio y del trabajo. La investigación terminó con la publicación de un paper que lleva por nombre "Estimating the value of leisure from a time allocation model" , el que fue publicado un año más tarde en la revista "Transportation Research Part B".

Esta investigación fue realizada a partir de datos de tres ciudades: Karlsruhe, una pequeña ciudad alemana de buena calidad de vida; Thurgau, un poblado suizo rural; y una muestra de Santiago, de personas que utilizan el corredor Vicuña Mackenna, que viven a su alrededor y que trabajan en el centro.

"Si bien la muestra de Santiago no es necesariamente representativa, obtuvimos resultados bien interesantes que te muestran cómo se diferencian tres formas distintas de vivir, asociadas a la valoración de las distintas componentes del tiempo. Esto, luego se supera al utilizar los datos de la Encuesta Origen-Destino, que sí corresponden a una muestra representativa de Santiago", explica Munizaga.

 

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